viernes, 7 de marzo de 2008

La Emita



La distancia nos invita a recordar constantemente la propia historia, nuestras raíces, la familia, los amigos, los lugares, los olores, la comida, la forma de hablar, etc.
Al estar lejos, uno se pierde de esos vínculos que se crean en lo cotidiano y deja de compartir una parte de esos afectos.
El amor que nace en la propia familia que simplemente existe por consanguinidad, se difunde al resto, contagia, llena vacíos, enseña, alimenta, sostiene y marca profundamente a cada persona.
Los hijos, con sus rutinas, sus gestos, sus sonrisas, sus besos, sus abrazos, son los que más fácilmente nos mueven a los padres a dar lo que somos y tenemos. Nos hacen crear fuertes lazos hacia ese amor necesitado, dependiente y tan vulnerable que nos muestran cada día. Uno quisiera que todos los que los quieren pudieran tenerlos y gozarlos, que ni ellos ni ustedes se tuvieran que privar de los afectos y de los lazos que nacen en la cercanía física. Sin embargo, la vida nos pone distintas pruebas y caminos que muchas veces no sabemos para que se presentan, o porque hay que tomarlos, simplemente uno los toma por el bien mayor y porque cree que es lo mejor en ese determinado momento.
Estas líneas quieren reflejar algo de lo que he presenciado en estos días, y que puede ayudarlos un poquito más a disfrutar de mis niñitos, especialmente de mi Emi.
La Emilia, es una niña maravillosa, es a la que menos conocen o prácticamente saben muy poco de ella. No sólo es muy linda y todos la queremos mucho, es tierna, sociable, inteligente, regalona, cariñosa, curiosa. En las mañanas, amanece con sus ojos tapados con su chasca. Apenas ve. Se afirma de los barrotes de la cuna, paradita da pasitos para un lado y para el otro, dobla y estira sus rodillas dando brincos, luego se suelta, se queda de pie unos segundos pierde el equilibrio y se desaparece del mapa. Pero rápidamente se levanta y empieza a hacer ruidos para que la saquemos de la cuna. Una vez que logra su objetivo, sin soltar su tuto, que es alguna de mis camisas de dormir, saca su dedito gordo de la mano izquierda y se lo mete placenteramente en su boca mientras busca un lugar del cuello para acurrucarse. En nuestra cama, bien instalada, ve de lejos su papa y se vuelve loca de felicidad.
Para que decir cuando ve a su Agus. Con una sonrisa se abalanza sobre él y se lo comienza a devorar dándole una especie de besos mojados. ¡Emita no haces eso!, dice Agus acosado.
Se sienta en la cama, hace conejitos para llamar la atención, luego se pone a hacer piruetas, de espaldas: levanta las dos piernas y luego las deja caer, repitiéndolo una y otra vez. En esa posición se abre de piernas en 180 grados, luego se sube sobre mi para buscar mi pijama o, si es el caso, alguna ropa de tela suave que tenga puesta para petear y seguir regaloneando. Si no encuentra ropa, petea con lo que sea: algún papel, juguete, pancito, tapa de mamadera, lápiz, llavero, lo que esté de turno y lo apreta con los dedos que le quedan libres de la mano izquierda, mientras el dedo gordo está en su boca. Al bajarse de la cama, ya libre gatea por todas partes.
La casa tiene 4 niveles, cada uno separado por escaleras de 7 peldaños, lo que implica correr tras ella para que no se tire guarda abajo. Desde que tiene 8 meses, con el ímpetu de llegar a la pieza de Agus decidió aprender a subirlas. Ya es una verdadera experta y una gran escaladora. Las sube feliz y cuando llega arriba se comienza a reír a carcajadas porque logró su objetivo, luego sin pensarlo mayormente, dobla a la izquierda hacia la pieza de Agus para buscar los juguetes que él tiene en ese lugar.
Su último problema fue al abrir la cómoda de Agus, ¡Que entretenido sacar la ropa doblada y tirarla lejos, lo más lejos posible! Sacaba y sacaba cosas: poleras, shorts, calcetines. Todo lo que pillaba. Pero entre medio se le cerró el cajón con su manito dentro. Rápidamente se puso a llorar mirando hacia arriba para que le sacara sus deditos ¡Estaban todos marcados con el canto del cajón!
A Agus le encanta jugar con ella. Cuando llega del jardín Nube de Papel pregunta ¿Emita no ´ta domida? ¿Se depetó Emita? Yo queco depetá Emita. ¡Yo queco juga con Emita mamá! Cuando se despierta su fiel compañera y cómplice de maldades, ella le propone un paseo a nuestro baño al gateo. Agus asiente la sigue en cuatro patas, y se van al mueble donde está el canasto con los pañales y toallitas de muda. La Emi, al llegar se afirma de la tabla y comienza a pararse, se mete en el canasto y comienza a sacar todos los pañales para afuera. Al sorprenderla: ¡Emilia Leonor! se pone nerviosa y salta en su lugar, dando pequeños gritos: a- a- a, como diciéndome: mamá, no me retes, porque me distraigo y me puedo caer. Otras veces, al pillarla se muere de la risa y hace la maldad con más entusiasmo.
Agus feliz del panorama, también empinado en el canasto, como gato montez, coopera con la Emita y termina de tirar los pañales al suelo.
Luego viene la segunda parte: siguen derecho al WC. A la Emita le gusta porque queda a su altura, gateando puede estirar su manito y afirmarse en la tapa. Ahí se apoya y logra levantarse. Lo peor es que como quiere investigar no sólo como es por fuera, le ha dado por ¡levantar la tapa y meter la mano!
Cuando corro tras ella, se llena de adrenalina y le pone turbo al gateo ¡Si que es veloz! ¡Es una verdadera Speedy! Ahí si que es feliz cuando logra llamar mi atención. Y para que decir la de Agus: para él su hermana es tan divertida que se ha convertido en su verdadera ídola y hace las mismas tonteras.
Ésta enana no se achica: Agus a veces se enoja con ella y le grita: ¡No Emita! ¡No haces eso! y la Emi le grita a la par y mas fuerte:¡AAA AAA AAAAAAAAAA!!!, como diciéndole que no se meta con ella. Mientras intenta decir su nombre mirándolo a los ojos, con un esbozo de Agu.
Además de esas palabras, también dice mama, papa, oa (hola).
Mi maavillosa, que todavía no tiene dientes, ni uno sólo asomado, cuando me ve a mi o a cualquiera comiendo galletas, quiere a toda costa conseguir una. Le debe servir para rascarse las encías. Hace todo tipo de contorsiones para obtenerla y las deja tan mojadas que se le desarman en la boca. Igual se atora la pobre, pero por eso lo hace con supervisión mía.
Cuando es el momento de la comida, si no tiene ganas de comer se tira el babero y se despega el belcro, acompañado de un ¡PFFFFFFFFFF! que deja todo del color de la sopa. Eso indica que no hay nada mas que hacer, que está bueno y que ya quiere el postre.
Si de baño se trata ¡Que le han dicho! En su tina chapotea y aplaude dando grandes espectáculos. Agus no se pierde la oportunidad para quedar bien mojado con toda el agua que salpica. En la piscina es una delfina. Bien mojada y ya media ahogada, llora cuando es hora de salir.
Bueno, en realidad podría estar mucho rato contando las gracias de la Emi, lo bueno es que con Agus se adoran, siempre que pueden comparten, a pesar de que lógicamente cada uno quiere lo suyo y mas de algún mechoneo o pellizcón ocurre entre ellos. Por mi parte, el amor hacia éstas criaturas me deja sin respirar, me llena de alegría y le doy gracias a Dios porque existen y por poderlas contemplar.

Ale



lunes, 25 de febrero de 2008

El feriado de carnaval






Sería el último fin de semana con la Leito, que ya se volvía a Chile después de tres semanas de estadía en Guayaquil. Asi que organizamos un paseo por la costa Ecuatoriana.
Largos kilómetros de mar y playas, vegetación selvática en abundancia, plantaciones de arroz, un camino de una vía lleno de hoyos, pueblitos muy pobres con casitas de caña o en obra sin pintar, fue el paisaje que nos acompañó el feriado de carnaval.
Nos habían comentado que dada la temporada, las probabilidades de encontrar alojamiento eran muy escasas. Pero no nos importó mayormente ¡Cómo no íbamos a encontrar algo! En el peor de los casos llegaríamos hasta Manta, una ciudad grande que si tendría un lugar confortable donde pudiéramos alojarnos. ¡Gran error!
Desde el inicio de la ruta del sol, famosa por sus playas, comenzó la tortuosa odisea de encontrar un digno lugar. Después de 8 horas mirando playas y más playas, no encontramos nada y tuvimos que recurrir a nuestro último recurso: Manta. En el camino vimos muchas hosterías y todas aparentemente desocupadas, pero al preguntar por alojamiento decían que no tenían nada disponible.
Durante el viaje, Agus, sentado en su silla preguntaba cada cierto rato si ya habíamos llegado: “¿Ya gegamos mamá? ¿Yo ir a paya mamá? ¡Yo queco jugá en la paya papá!” “todavía no mi amor. Estamos buscando un lugar donde quedarnos” le decía. “Aaaa ya” y se quedaba mirando por la ventana del auto con carita de pena. Y la Emi por su parte, reclamaba chata de ir amarrada tanto rato y con calor.
Ya cansados, cuando llegamos a Manta, no nos importaba mucho como fuera el hotel. Encontramos uno al frente de la playa. Se llamaba “Las gaviotas” y no tenía muy buen aspecto.
En la recepción nos dijeron que tenían sólo 2 habitaciones disponibles, una cuádruple y otra triple y que si nos decidíamos tendríamos que pagar por adelantado dos noches. La cuádruple tenía un aire acondicionado del año de las cavernas todo oxidado que lo mas probable hubiese sido que en vez de enfriar calentara, con vista a un patio duro y muy oscura. La triple, que era más chica, tenía más luz, vista al mar y aire nuevo, así que pese al hacinamiento nos quedamos bien ventilados los 5 en la triple. La pieza tenía un pasillo de 20 cm. entre cada cama, un balcón y un baño supuestamente con ducha caliente y tres toallas de cuerpo.
Agus estaba feliz porque al fin habíamos llegado y podríamos ponernos traje de baño, agarrar balde y pala y partir a la rica playa aunque fuera por un rato. Pero en ese momento, un estruendoso cielo arruinó todos los planes y ¡la lluvia comenzó a golpear sin piedad las calles de Manta! Para pasar las penas, sacamos la cocinilla, calentamos las papas de los niños y comenzamos el proceso de instalar las camas. Juntamos las tres, fue un poco difícil, porque igual había un espacio entre una y otra y los niños quedaban con parte del cuerpo metido en el larguero al tumbarse dormidos. En ese hoyo se me desaparecieron varias veces.
En una esquina sobre un larguero JE, luego la Emita, después yo luego Agus y al final la Leito. Esto del pijama party lo tenía todo revolucionado: Agus saltaba de una cama a la otra, la Emita gateaba de una punta a la otra para tirarse guarda abajo, en su trayecto se encontraba con los desniveles y espacios entre los colchones en donde quedaba su cuerpito metido. Agus metía sus autitos entre los largueros usándolos como pistas de carrera, mas de alguno se nos enterró en la noche.
Cuando nos acostamos, apenas nos podíamos girar en la cama. Bien callados intentábamos bajar los decibeles para que los niños se durmieran y fingíamos estar dormidos, pero sincronizadamente se asomaba en la penumbra alguna pequeña cabeza que se sentaba en la cama, la que intentábamos acostar pero parecían mono porfiado. La Emita como siempre me buscaba para acurrucarse y petear con mi camisa de dormir.
A la pobre Leito le toco la cama más ortopédica: una cama con somier vencido, que estaba en calidad de hamaca. De espaldas el poto le llegaba al suelo y la cabeza y los pies le quedaban en altura. Más encima Agus, usando la cama como balancín, se tiraba de un lado al otro aumentando la deformación del colchón.
Para colmo, una vez que se durmieron los niños, como a las 22:00, comenzó el show frente a la playa en un escenario donde parecía que todo Manta festejaba el carnaval. Se presentaron cantantes, bailarines y hasta fuegos artificiales. Era una versión rasca del Festival de Viña ¡Estaba loca con los ruidos, ni una opción de dormir!!!! Tanto, que Agus estuvo durmiendo con su cabeza metida entre los dos colchones tapándose los oídos hasta que no aguanto mas, se sentó en la cama y medio dormido dijo: “¡El pagyaso Tomatín!”. ” ¡Gegó el circo, mamá! ¿Vamo a ve?”. Yo, con voz de ultratumba lo intentaba convencer de que se durmiera: “Agus….doooormiiiiir” pero estaba fascinado con la idea del payaso y con los fuegos artificiales. La fiesta terminó como a las 3.00 am, así que harto rato nos dimos vuelta en la pieza los dos desvelados.
A la mañana siguiente, despertados después del acalorado trasnoche, la pequeña habitación dejaba sentir los olores de los gases, pañales, cuerpos y pelos pegoteados, así es que sin duda nos teníamos que bañar. Al menos cada uno tenía su toalla.
El baño ya se filtraba por el lavamanos y el escusado, así que el trapero que había llevado no daba abasto y costaba mucho mantenerlo limpio. La ducha era eléctrica y como platillo volador. Abrí las llaves con toda confianza esperando un chorro con masaje espectacular, pero ¡El agua salía helada y el chorro bañaba hacia la pared! Me metí a la ducha a mover los botones para prenderla, pero no corrí gran suerte. Sufrí una fuerte descarga eléctrica que me dejo pegada en la pared e hiperventilada, ¡Mojada y electrocutada! Gracias a Dios fue despacio, pero pase un susto grande. Llamamos a la recepción y nos mandaron a un Sr. que estuvo como 30 min. tratando de arreglarla. Yo le preguntaba si sabía que pasaba y no me respondía. Sólo veía como le corría la gota gorda y nunca supe si fue por que se electrocutaba o por mi cara de amenaza. Pero tanta descarga eléctrica no logró iluminar su ampolleta y no nos pudo solucionar el problema.
No nos quedó otra que hacer contorciones para lograr mojarse con el chorro de agua que apuntaba a la pared, evitar tocar la ducha eléctrica y soportatar la temperatura del agua.
Al desayuno, comer algo, fue una odisea. Agus corrió como potro loco por el comedor y costaba contenerlo. Seguramente sentía que al fin había espacio para mover las piernas. La Emi, por su parte, tiraba sus manitos y el mantel para alcanzar cualquier cosa que se pudiera echar a la boca.
En la tarde, la administración del hotel seguía dando que hablar, ya eran cerca de las 15:00 hrs y aún no nos habían hecho el aseo, pese a los reclamos. Sólo había pasado una mucama ¡retirando las toallas! Cuando las entregamos pensé con preocupación “Ojalá que las repongan”. ¡Error!
Ya era hora de ir a la playa, JE propuso ir a otra de la zona porque la que estaba frente al hotel era fea. Pobre Agus, nuevamente tendría que esperar.
Nos subimos al auto y una nube negra y lluviosa se encargó de acompañarnos todo el camino. Al llegar a San Mateo, una playa bien rebuscada, llena de piedras se visualizaba un ambiente bien popular, la gente llevaba transistor, cocaví, chales, carpas, techos, etc.… Los guatones se paseaban orgullosos de sus poncheras, se levantaban la polera dejando ver sus ombligos. Las mujeres, sin tapujos ni complejos, usaban pequeños trajes de baño exhibiendo sus cuerpos todos sueltos. Poco rato estuvimos. Dado el ambiente y el cambio de clima decidimos partir.
Al volver al hotel tocaba baño para todos. Yo cruzaba los dedos para que el aseo estuviera hecho. Fue un alivio grande abrir esa puerta y sentir el agradable olor a cloro indicando que algún tipo de trapo había pasado. Pero la felicidad no podía durar tanto tiempo. Al llegar al baño pasó lo que me temía: la ducha no había sido arreglada y sólo dejaron: ¡¡¡Una toalla de cuerpo con dos de mano para abastecer a la multitud de esa habitación!!!. Me imaginé a JE secando su humanidad con la minúscula toalla. Pero a esas alturas después de tantos reclamos, decidimos arreglarnos con lo que había y salir del hotel al día siguiente a primera hora. JE tuvo el privilegio de usar la toalla y nosotros nos arreglamos con las chicas y una que habíamos llevado por si acaso.
El lunes partimos lo mas temprano posible, ¡A Guayaquil los pasajes! la misión estaba cumplida: habíamos conocido la zona, que después de todo es super linda, comimos buena comida, Agus había estado en la playa y la Emita comió toda la arena que había encontrado.
Nos quedó muy claro que ese hotel no tendrá la suerte de volver a alojarnos.

Ale

PD: Las fotos las tomamos durante el viaje

martes, 18 de diciembre de 2007

Carta al Viejito Pascuero



Esta es una carta que el Agus nos dictó para el Viejito Pascuero:

Quequico Viejico:
Yo Agus Quique. Tengo cre anos. Este año he sio un niño gande y lilo. Me he portao mucho lilo. Yo comió toa 'a comia y me he potao ben en el jaguín.
Pa' esta Navida, te queco pedí gagetas, un blo cocoque kaké, gojo, azu,... mmm..., ratatil. Queco un Bo Lai Yir veve, un guguete rayo maqín y un guguete Emita mía.
Y pa’ que oto niño esté feguí, queco tu gagar hato guguetes.
Un bequico,
Agu Quique



Traducción:

Querido Viejito:
Me llamo Agustín Enrique y tengo 3 años.
Este año he sido un niño grande y lindo. Me he portado muy bien, me he comido toda la comida y me porte bien también en el jardín (nube de papel se llama).
Para esta Navidad, te quiero pedir galletas, un blo (sic) de color café, rojo y azul, ... mmm..., y la Película de Ratatouil. Quiero, además, un Boss Ligthyear verde, un juguete de Rayo McQueen y un juguete para mi Emita.
Y para que otros niños estén felices, quiero que les regales hartos juguetes.
Un besito
Agustín Enrique

viernes, 7 de diciembre de 2007

Mis Maaillosos


Mi Agu Quique es mi “maailloso coazón”, le digo así desde que tenía meses de vida. Bien temprano parte el día, a las 6:30 am. Llega a mi pieza con carita de poto, bien chascón y arrastrando el tuto diciéndome: ¡Bueno día mamá!, ¡Agu Quique papa achul? ¡hora despetá, shalió el shol!, ¡hora de jugá!, ¿Tú lele libo Ratatui? Al tiempo que apoya los libros en mi cara para que abra los ojos, impsofacto conecte la mononeurona, eche a andar motores y le lea los cuentos del famoso ratón.
Después de que los he leído unas 5 veces, sin estar satisfecho, decide que es hora de ver una película: “Tú pepe tete mamá” “Yo ve pequicuca gjayo macuin”. Media dormida todavía, intento prender el televisor, lo que ha esas horas de la mañana no resulta una tarea de lo más fácil: 3 controles remoto, 3 aparatos que prender y muchos botones que analizar... Bien tullido resulta el asunto pero la tele comienza a mostrar al autito idolatrado. Entre medio, la Emi se despierta con hambre y reclama su papa, acostada hago mis maniobras para que la pobrecita no quede asfixiada.
Después de algunos minutos de silencio se escucha: ¿Yo agua pato mamá? ¿Yo pasheo tía Mamema? ¡Tocó bochina tía Mamema!, preocupado por si ha llegado su profesora del jardín a buscarlo...
Me meto a la ducha rapidísimo con la puerta abierta, mientras escucho lo que pasa afuera ¡Agus?? ¿Qué estas haciendo? ¡Na_a!, responde. ¿Agus? Heeeeee ¡Na_a mamaa! ¡Yo potá lilo! Cuando salgo del baño me encuentro con alguna maldad como por ej: que ha sacado la botella rociadora de colonia y ha mojado todo el piso para poder jugar a patinar, al mismo tiempo que ha recorrido la pieza, cama etc.. diciendo “Ediodo mamá yo echá echo” ¡haaa, fata piecha Agu Quique! ¡Ta puff! Y parte con la botella para su pieza... ¡Sholo un pokico mamá!... Y si me ve con cara de enojo me dice: “¡Alita! ¡Pasha naa! ¿Tu enojá? ¿Tu lila? ¡Tu hemocha? Al tiempo que me cierra un ojo... ¡Es delicioso hasta en sus maldades!, pero hay que reconocer que igual se ha ganado sus sentadas en la silla...
Después es su turno de al agua pato. Le encanta el baño en tina y desvestirse solo. “Yo sholito mamá”.”Yo shaco echo mamá” Y cuando lo quiero sacar del agua me dice “¡No lito mamá””Sholo un jatito maa...” y puede estar horas al lado del arsenal de tiburones, ballenas y delfines que mete en la tina, a los que les pasa el jabón, escobilla, esponja, prácticamente les saca brillo. Juega a que el tiburón chico le da un beso al grande “hola papá, te queeeco papá...”, hace burbujas, patalea como si estuviera en la piscina, he inventa muchos juegos mas, con una creatividad que provoca el revalse del agua para todas partes... Una vez bañado mira por la ventana esperando a que aparezca el auto de la tía Malena y feliz se va al jardín.
En ese rato sin Agus, la Emi descansa o se pone a gatear por todas partes y yo aprovecho de regalonearla, hacer algo pendiente o jugar tenis, mientras ella se queda con la nana.
A medio día regresa el terremotín:, ¡Pupa mamá! ¡Gego Agu Quique! ¿Tu fefiz mamá? Yo fefiz mamá! Yo amochar mamá?
Después comparte con la Emita... ¡Hemocha Emita!, ella lo ve y su carita se llena de sonrisa y felicidad con cualquier payasada que haga. Se mata de la risa. Agus, la mira y de repente la agarra a besos y abrazos sin causa alguna. Como no mide su fuerza, la pobre Emi queda media ahorcada y aplastada. En un acto de generosidad extrema dice: ¡Este jugete Agu Quique yo petá hemanita mia?
El Agus, también se entretiene llamando a JE al celular y le habla entre chamullos: ¡Hola papá! ¡Etooooy!: dledledledledledleldle... ¡Yo pasheo Mega Maqui! ¡Si!, adio, becho papá. Cuando llega JE ¿Dode vamo papá?... y arriba del auto se le ralla el disco con la frase... ¿Dode vamo papá? ¿Dode vamo papá? ¿Dode vamo?...

Son tantas las alegrías que me dan éstos maavillosos! Mi ingenioso, cariñoso, tierno, valiente, inquieto, insistente, florero, simpático, gracioso y lindo niño y mi alegre, despierta, cariñosa, coqueta, regalona, paciente, integrada y hermosa niña que le doy gracias a Dios por poder tenerlos y disfrutarlos a concho. Es hermoso criarlos, observar sus logros, avances y cambios. Cada sonrisa que veo en sus caritas es un regalo para mi, no me canso de mirarlos, de tocarlos, abrazarlos, de sentir como respiran, de ver como se mueven, de amarlos y de desearles lo mejor del mundo porque yo estoy dispuesta a dar lo mejor de mi por y para ellos...
Ya que hablo de mis amores, mi amor mayor, JE, no puede quedar fuera. Él merece un capítulo aparte, mas bien un best seller, para contar aquellos “pequeños detalles” tan característicos de un hombre que suele estar conectado con otro planeta que para mi sorpresa no se encuentra dentro de los que conocemos... Lo más probable es que sea de otra Galaxia...
Gordito, te agradezco con todo mi corazón por darme estos niños maravillosos, por mostrarme el amor, por ser un papá cariñoso y preocupado, por esforzarte por ser cada día un mejor hombre intentando vencer una y otra vez aquellas dificultades que nos presenta la vida y no sólo la vida, sino que, ejercer una lucha a diario contra aquellas debilidades que son propias de nuestra personalidad y que nos impiden realizar nuestros sueños y alcanzar la felicidad. Tu ejemplo de vida centrado en dar me dice más que palabras y tu profunda mirada alimenta mi alma.
Gracias mi amor
Ale

Nota: Después de ésta declaración te tengo que pedir un favor... ¿Podrías tratar de llegar mas temprano del trabajo?... ¿O será mucho pedir????

viernes, 30 de noviembre de 2007

Nuevas reglas del Tenis


Siempre me ha gustado hacer deporte. Desde muy chica participaba en casi todos los que me ofrecía el colegio: gimnasia artística, rítmica, voleibol, cheers leaders. Mi fuerte definitivamente era el atletismo: la carrera de 50, 80 y 800 mt planos, la posta y el salto largo... Mis amigas me decían: ¡NOOO, con Speedy González NOOOO!, cuando les tocaba correr al lado mío y a mi como me gustaba el ratoncito Mexicano me llenaba de orgullo, así que les respondia: “ANDALE- ANDALE-ANDALE” chicoteándome el trasero... Mas tarde, en la universidad tuve la oportunidad de hacer natación y baile...
Algo pasó cuando conocí a JE, tranquilo, intelectual y muy pausado... Produjo una extraña influencia en mi, y no es que le eche la culpa a él, pero las clases de baile tropical que hacía en ese momento fueron a pasar mejor vida.
¡Ahora en Guayaquil tengo una nueva oportunidad de volver a las pistas!.... Pero no precisamente a las de recortant con zapatillas de clavos... sino que a las de cemento con falda y raqueta... Me demoré un poco en tomar la decisión porque la casa está al frente del club y se ve como le llega el sol a la cancha de tenis durante el día. Yo pensaba, no mejor que no. No quiero aparecer en los titulares de los diarios Guayaquileños: “CHILENA INTENTA PONERSE EN FORMA Y MUERE CALCINADA EN CANCHA DE TENIS”, “SU IMPETU DEPORTISTA FUE CONSUMIDO EN LA CANCHA” “QUEDO NEGRA CHOLA COMO LA NOCHE TRAS JUGAR EN LA CANCHA” Pero dada las circunstancias, es el deporte a mi disposición... ¡En mi vida había tomado una raqueta!, sólo un par de paletas en la playa... ¡Y yo creía que era parecido y fácil!... ¡Es toda una ciencia pegarle a la pelotita!

El profesor de tenis a tenido mucha paciencia al tratar de enseñarme algunas de las normas de éste deporte, sin embargo creo que inventaré un nuevo estilo de tenis, algunas de éstas nuevas reglas las he aplicado desde el primer día y otras, ganas no me han faltado:
1. “Sobre el trabajo cardiovascular”: Durante el juego, la pelota tiene que caer dentro de las líneas blancas pintadas en la cancha, el área abarcada se limita a algunos metros cuadrados... VS La pelota tiene que caer fuera de la cancha y en lo posible en la calle, así se favorece la carrera y el trabajo cardiovascular al tener que ir a buscarla.
2. “Sobre la claridad y transparencia entre los jugadores”: Al recibir un saque, si la pelota no cae dentro del rectángulo delimitado por la linea de saque y la lateral, no se responde y se canta a todo pulmón: ¡MALA! o ¡NOOO! VS. Si al intentar recibir, la pelota cae dentro de las líneas, hay que cantarla: ¡BUENAAAA! o ¡SIII!, sobre todo si es un Ace, porque si no alcanzo a pegarle por lo menos dejo claro que la alcanzé a ver.
3. “Sobre el estilo”: Después de golpear la pelota, los pies se mantienen quietos en el piso, sólo se mueven cuando la raqueta sube a la espalda , VS una vez que se le pega a la pelota se sueltan los pies del piso y éstos acompañan el impulso de la raqueta provocando una vuelta de 360 grados sobre uno mismo, de ésta forma se integra el estilo de Trabolta al tenis.
4. “Sobre el erotismo”: Se debe realizar el golpe evitando emitir sonidos... VS: se le pega a la pelota con sonidos insinuantes: mmmmmmm!! Haaaaaaa!! Uuuuuuuu!!
5. “Sobre el vocabulario”: Cuando la pelota cae fuera del lugar donde se intenta dirigir no hay que decir improperios. VS, Cuando la pelota no obedece y cae justo donde uno no quería, se dice: ¡Por la conch...! o ¡Pta la Hue..!.
6. “Sobre el fair play”: Al finalizar el partido hay que darse la mano para felicitar al otro VS: Se le puede dar la espalda al ganador y hacerle un cara pálida.

Este fin de semana se jugará un torneo en el club, JE y yo estamos inscritos. Para prepararnos mi profesor ha organizado partidos, ya he tenido tres y para mi sorpresa los he ganado.... no se como, yo creo que las señoras con las que he jugado o son muy malas o he tenido suerte, pero por falta de empeño no me quedo atrás.
Ale

sábado, 3 de noviembre de 2007

La Nana


Bueno, para que estamos con cosas… De todo hay en la viña del Señor: gordas, flacas, chicas, peludas, chasconas, calladas, gritonas, pitis, sin dientes, etc. Yo he tenido el gusto de tener nanas ejecutivas, buenas para la cocina, aseo, honestas, leales, limpias, ordenadas… Y “OTRAS” que OH my God!!!! Son especialistas en causarme un cuestionamiento a las diferentes costumbres que puede llegar a tener el ser humano.
Cuando llegamos a Guayaquil, JE tenía nana una vez a la semana, los viernes. Esta Señora de pelo chuzo, morenita y de metro cuarenta se empinaba para hablar conmigo, lo que es mucho decir... Con una voz muy aguda me contaba sobre las costumbres ecuatorianas, principalmente de las menestras. Sabiendo que ese sería un plato de especialidad y que las sabría cocinar de todas las formas, el día anterior dejé remojando las lentejas. Le pedí que las cocinara en sopa (al convento). Me di cuenta que se había complicado así que para simplificar la cosa le dije que las echara a cocer en agua y luego pasara una parte por la procesadora. La señora se afanó toda la mañana preparando el plato que no podía ser más simple. Yo me saboreaba pensando que comería las mejores lentejas de la vida, pero para mi sorpresa cuando me sirvió el plato, vi una agucha con tinte café y con un par de leguminosas flotando ¡ese era el plato!, lo probé y ni sal le había echado la eñora!
Cuando se puso ha hacer el aseo del baño... ¡1 hora estuvo metida adentro!, yo sentía desde mi pieza el agua corriendo y que escobillaba y escobillaba enérgicamente. Me asusté pensando en quien sabe que costumbres tenía para limpiar el baño y me pasaba el rollo de que estaba pasando la escobilla del escusado por todas partes... ¡entré en pánico! Fui a investigar lo que estaba pasando. La ducha estaba prendida, ella adentro vestida y descalza mojada como diuca escobillando los azulejos y para mi tranquilidad lo estaba haciendo con la escobilla de ropa. Se asustó mas ella que yo cuando vio mi cara de espanto al ver el cuadrito ¿Qué hace? le pregunté. “Escobillando el baño” me dijo. “Ah..., menos mal que lo escobilla con la escobilla de ropa, me había asustado...”
Después me dijo que iría a “baldear el patio” lo que también le significó una buena cantidad de tiempo, ¿Para que usaría el balde si está la manguera pensé yo?... La dejé, al rato ví el patio inundado, nuevamente descalza trataba de barrer el agua y llevarla hacia el desagüe... Con un sistema muy raro para limpiar, había sacado la manguera. La llave la había dejado corriendo y a punta de baldes había repartido el agua por el patio duro...
Como la señora no era de lo más eficiente, porque para cada labor se tomaba un buen tiempo y se las arreglaba para irse a las 14:00 almorzadita y yo trabajaba como enana detrás de ella, aprovechando el cambio de casa y que necesitaría nana todos los días, prescindimos de sus servicios.
Hace como tres semanas que tenemos nana de lunes a viernes desde las 8:30 hasta las 16.00 hrs. tiene varias costumbres parecidas a la otra señora, como la limpieza del baño, también se mete adentro de la ducha y baldea el patio descalza, pero cocina mejor, toma la iniciativa y no saca la vuelta...

Ale


El problema es que acá las empleadas no son niñeras y viceversa, así que cada vez que necesitamos dejar a los niños con ella, tenemos que estar concientes que nos esta haciendo un favor especialísimo.
Su amor por el balde es tal, que no solo baldea el patio. Cuando decide que ya es hora de bañarse, que uno pensaría que es al final de la jornada pero resulta que lo hace recién almorzada, también se baldea ¿O será que se cepilla como lo hace con los azulejos del baño?
Creo que nunca le voy a pedir que bañe a la Tasha. Pobrecita. Ya me la imagino al medio del patio, tratando de arrancar de la señora que la persigue con un balde lleno de agua en una mano y la escobilla de ropa en la otra...
Pero hay que reconocer que cocina, bastante bien, que es algo muuuuy importante. Hace unos bolones con queso y un encebollado de atún extraordinario.

JE

sábado, 27 de octubre de 2007

Viaje a Guayaquil

Han pasado más de dos meses desde aquel 12 de Agosto de 2007 pero, dada la importancia de esa fecha, vale la pena recordarla...
Eran las 3:00 AM. Todos dormían y faltaban solo unas pocas horas antes de emprender el viaje. La casa de mi mamá había sido la sede de recepción de los bienes de Av., Caciques Chilenos Sur 1334 Huechuraba ¡Toda una casa dentro de otra! Era un verdadero caos. No se podía circular por ahí.
La Leito y yo ordenábamos sin parar, al tiempo que nos afanábamos guardando las últimas cosas en las maletas y aprovechando hasta el más recóndito espacio, ¡Las maletas de Mary Poppins no contenían nada al lado de las nuestras!
Habíamos comprado cuatro maletas, de las más grandes que existen en el mercado y gracias a la baja temporada teníamos derecho a tres maletas de 40 Kg. cada una; la Emi a: un mudador, un moisés y un coche paraguas.
Esa madrugada, con el ímpetu de saber cuantos kilos de peso llevábamos, agarramos la pesa de la casa y, en una gran proeza, las paupérrimas hermanas intentamos pesar aquellos monstruos de equipaje. Mientras una se acostaba de guata en el suelo, en posición de Rambo, para poder ver el número que marcaba la pesa, la otra alzaba la maleta cual deportista de zumo y se subía a pies juntos sobre el reducido espacio de la pesa.
Al final logramos el objetivo, pero al menos yo, quedé con un lumbago... Cada pieza pesaba aproximadamente 38 Kg.
La familia Blümel Zegers ahora tenía un nuevo formato y sería reconocida como: “La familia Sa Sa” de la teleserie Brujas o más bien “La dinastía Sa Sa”, principalmente por la elegancia y estilo que mostraba al acarrear prácticamente una casa en el equipaje.
Tuvimos que repartirnos en 2 autos, para poder llegar al aeropuerto. La Martuca y el “Paaaapitoooo” con sus dos “monos shicos” y el resto de la familia Zegers Donoso que nos iban a despedir.
Bien folclórica fue nuestra llegada... y menos mal que ya había mandado a la Tacha a Ecuador en otro vuelo (esa historia merece un capítulo aparte). Bajábamos y bajábamos equipaje con niño, guagua, coche, note book, filmadora, cámara, silla de auto, equipajes de mano, etc... Todos llevábamos las manos, el cuello, la espalda ocupados, así que si había que sacar algo de algún bolsillo, había que estirar al máximo el dedito chico, o tratar de hacerlo con la boca...
Nos pusimos en la fila para hacer el check-in y la gente nos miraba con cara de horror... Pesamos las maletas y gracias a Dios estuvimos bien en el peso...
Mientras tanto, le pedí a JE que me ayudara a cuidar especialmente uno de los 5 bolsos de manos, el gris, el de la dinastía, el que contenía todas las herencias: “mis joyas” (y dada mi gran afición a éstas ya tengo una buena cantidad de milloncitos invertidos en ellas
Llegó el momento de despedirse, hubo algunos lagrimones y a embarcarse se ha dicho. No fue de lo más fácil llevar a los niños y el arsenal de bultos hasta el avión. Agus partía corriendo y también había que alcanzarlo.
Cuando hicimos la escala en Lima, 1 hora aproximadamente... Los problemas comenzaron ahí. Fuimos a buscar el coche de la Emi a la puerta del avión, nos enteramos que no lo habían dejado en la cabina como nos habían dicho, sino que lo habían bajado a la bodega. Llegó el momento de armarlo y no había como, algo le habían hecho. La silla de auto de la Emi, que es parte del coche, no se podía poner, quedaba suelta en calidad de balancín. Toda la tripulación con capitán incluido nos trataban de ayudar: uno sostenía a la Emi, otro el note book, otro los bolsos, JE como equeco con los bolsos de mano, otro me ayudaba a armar el coche, y el resto alrededor nuestro para ver que pasaba. Teníamos un taco que no permitía que la siguiente tripulación que nos llevaría a Guayaquil se pudiera subir al avión.
Finalmente el coche estaba irremediablemente roto. El capitán dijo que no nos preocupáramos porque Lan respondía. Pero, a esas alturas, se había convertido en otro bulto que llevar, así que nos pusimos aún más contentos....
El caso fue que tuvimos que pedirle ayuda a algún funcionario que fuera pasando por el lugar de tránsito para poder avanzar un poco...
Cuando estábamos en la huincha de policía internacional para volver a embarcarnos, ya fue el caos definitivo: el bolso de mano con mis joyas, que le había encargado a JE que cuidara con su vida, NO ESTABAAAAAA. Todas mis joyas, la herencia de la familia SaSa, las que yo atesoraba con tanto amor (y que a estas alturas de la vida no son pocas) se habían perdido, quizás para siempre. Me puse pálida, eufórica, ¡se me salían los ojos y el corazón por la boca!.... Le dije a la policía que estaba revisando los bolsos, que me dejara volver al avión porque había perdido todas mis joyas... JE se quedó con los niños y con las cosas... Me devolví escoltada con otro policía, saltándome todos los controles de seguridad, pero no había ni un rastro...
Resignada e implorándole a Santa Elena que me ayudara, volví con JE y los niños. La última esperanza era encontrarlo en el avión donde veníamos, que era el mismo que nos había llevado hasta Lima. Me adelanté a revisar pero nada.
Alguien de la tripulación nos dijo que habían encontrado un bolso de mano que se había quedado olvidado y que lo habían enviado a Policía Internacional. JE, medio en broma medio en serio, le dijo a la tripulación que el avión no podía partir si no aparecía el bolso. El avión estaba revolucionado... Todos se miraban y opinaban... Pasaron como 15 min. JE estaba con un policía en la manga del avión que le dijo que le traerían el bolso porque al parecer lo habían encontrado.
Ahí fue cuando apareció uno de esos carritos de golf que trae equipaje hacia la manga. Se detuvo, bajo el conductor y metió medio cuerpo dentro del container de las maletas. La tensión se sentía en el aire. El chofer del carrito saco un bolso gris que le mostraron a la distancia, pero ese... ¡no era! JE a esas alturas sudaba, detrás de ese sacaron otro bolso gris y ¡Si, ese era!, así que JE volvió al avión con el bendito bolso y una sonrisa de alivio en la cara. La gente quería aplaudir por el final de la historia!!!.... Yo no lo podía creer ¡El bolso de vuelta!.... Por fin pudimos partir algo atrasados por culpa del bolso, llegamos a Guayaquil, cansados y acalorados, con el arsenal de maletas, sanos y salvos gracias a Dios...

Ale